Inesperados de la vida.

A veces el día se presenta duro y encima lo es.
El jefe no tiene su mejor semana, el proveedor no llega a tiempo, tu madre te llama, para contarte que le duele todo, tu amiga no acaba de conseguir que le den plaza a su hijo, en el colegio de su barrio, la vecina se desespera porque su ex no le deja de llamar…STOP.

¡¡¡Vamos a sentir la vida de otro color!!!

Así estaba ayer, según volvía de trabajar y al abrir al puerta de casa, me di cuenta que había estado Manuel. Mi conserje, el alma del lugar, como me gusta llamarle porque siempre que aparece es para: dar, decir, regalar, obsequiarte con algo grato, sincero y desde el corazón. ¡Vamos!¡Justo lo que necesitaba…!

Con mi previo consentimiento había entrado para ver como andaba la gotera…

Todavía tengo la abertura en la pared de mi pasillo y cada vez, me da mas igual; es como si todo lo que hubiera ahí dentro, pudiera respirar. Casi metro y medio, desde el techo de mi armario hasta el suelo del piso de arriba. Podría servirme para: guardar maletas, algún que otro amanecer, encerrar o llenarlo de vida o utilizarlo para dormir, alquilarlo por horas o días o semanas…Y siempre habría alguien con quien poder hablar, charlar, conversar… .

¿Que haces Laura? ¿Con quien desayunas esta mañana? Con María, que se ha quedado a dormir. Ah! La chica que conociste en el parque .Si, la misma.Esta preparándose unas oposiciones y solo necesita un pequeño espacio y compañía con quien estar.
Y hoy: ¿con quien compartes tu “espacio”?Con David. Es un gran deportista; esta de paso en la ciudad, me lo encontré en unos grandes almacenes.Nos pusimos hablar, me dijo que estaba buscando un piso o un lugar solo para dormir, simplemente para pasar la semana.Estaba por trabajo, así que le ofrecí mi armario-espacio, mi estancia, ahora, llena de luz y él, encantado que se vino…

Creo que va para rato.Porque le ha gustado mi casa y creo que la dueña mucho más…Yo me dejo querer.

Desde ese día tengo a dos o tres compañer@s todas las semanas.

La idea fue de Manuel. Me dijo que colocara una rejilla, antes de cerrar, en ese espacio tan singular y me gustó la idea.
Pensé: así hay luz, aire y puede resultar cómodo de estar…Aunque solo sea para dormir y soñar…

Ahora no quiero que se cubran esos agujeros, creo que están ahí por algo y ahí deben estar.
Si hay algo en lo que confío, es que las cosas en tu vida siempre ocurren por algún motivo y es bueno pararse a sentir y dejarlas estar…

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4 respuestas a Inesperados de la vida.

  1. María dijo:

    Precioso lo que has escrito, Laura. Francamente entrañable. Un abrazo, guapa.

  2. Manuel dijo:

    Nuestros fantasmas quieren espacios, lo necesitan , son mascotas dociles que nos acompañan hace algunos años pero por muy grande que tengas tu piso , a ellos no les basta. Con esa rejilla ellos se sentirán por ejemplo, como nosotros en la Europa comunitaria, libres para transitar, trabajar y soñar, que han descubierto un nuevo espacio encima del cálido ropero de una amiga.

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